La creatividad es la capacidad de encontrar relaciones productivas entre experiencias y/o ideas antes no relacionadas, que den como resultado nuevos sistemas de creencias, conductas, sentimientos, productos o procesos, que incrementen las capacidades de una organización, o que genera ventajas nuevas para otros seres.
Todas las personas somos creativas. La creatividad forma parte de nuestra naturaleza humana. El impulso creativo reside en:
La creatividad sirve para reducir la tensión personal y con el entorno, pero también para incrementarla, para conocernos mejor, para satisfacer la curiosidad o como medio para relacionarnos con otros seres vivos.
El producto creativo debe reunir dos características esenciales.
Digamos que el equilibrio entre complejidad y simplicidad es básico. De lo contrario podemos caer en algo tan enrevesado y engorroso que no lo comprenda nadie; o, al revés, tan simple que carezca de valor innovador. Toda creación nace en la dimensión espiritual de la personalidad y se manifiesta en la realidad física.
Todo proceso creativo, ya sea científico o artístico, presenta 4 fases:
Es fundamental conocerlas bien, pues de este modo podemos saber en qué momento del proceso nos encontramos y gestionarlo de manera eficaz.
También es importante comprender que el proceso creativo presenta paradojas o situaciones que son contradictoria desde el punto de vista racional. Asimismo hay barreras que dificultan la creatividad y factores y técnicas que la estimulan. A la hora de crear sistemas y programas creativos es importante conocerlos.